lunes, agosto 30, 2010

¡Auto-ges-tión!

Me preocupa el equipo nacional de baloncesto. No descubro nada si digo que es uno de los activos con más peso en la actual edad de oro que vive y disfruta el deporte español. El tiempo pasa para todos y parece que fue ayer pero el grueso de este bloque, que todavía permanece en activo, lleva diez largos años en la brecha. Y esto no quiere decir otra cosa que, con las leyes naturales en la mano, estamos mucho más cerca de su final que de su comienzo. Es decir, que las oportunidades que resten para hacer grandes cosas hay que aprovecharlas porque no serán demasiadas.
Sería mucho más fácil (y ventajista y oportunista) escribir después de la muy dolorosa derrota contra Francia del sábado. Por eso lo hago tras el cómodo triunfo ante Nueva Zelanda del domingo. El traspié del partido inaugural del Campeonato del Mundo no es grave por el signo negativo del resultado sino porque España cayó ante un equipo netamente inferior y que durante el encuentro ni siquiera mostró sus mejores prestaciones. Y, sobre todo, porque la principal arma del equipo nacional durante estos años, que ha sido ser un equipo (por encima de contar con los mejores jugadores FIBA y uno de los mejores de la NBA), saltó por los aires. De un plumazo se esfumó algo que tanto costó pergeñar.
Irremediablemente, viene al recuerdo el inicio del Europeo del año pasado, en el que se tocó fondo con la derrota al inicio de la segunda fase frente a Turquía. Ya no había más margen para el error. Llegó entonces la "rajada" de Marc Gasol en los micrófonos de La Sexta a pie de pista, la rueda de prensa del día siguiente con el capitán, el seleccionador y el presidente de la Federación para tratar de decir que todo iba bien(!). Y de repente, de la noche a la mañana, de un día para otro, el equipo fue otro. Mejor dicho, el equipo volvió a ser el equipo (lo otro era lo que se había visto hasta entonces, es decir, los despojos de lo que en su día había sido el mejor conjunto del mundo). Llegaron las victorias por aplastamiento a Grecia, a Francia, a Serbia en la final...
Y me cuesta horrores creer que aquello no se debiera a una decisión de los jugadores de pasar a la autogestión. De quitarse los grilletes impuestos por un seleccionador al que nadie quiere, que es un instrumento ideal para que el lamentable presidente de la Federación prosiga haciendo y deshaciendo a su antojo, negociando a costa del equipo nacional. Que nadie se engañe con el señor Sáez. No es sino otro cacique federativo apoltronado, figura común por desgracia en España. No deja de ser un Odriozola, un Villar, pero que ha tenido la enorme suerte de encontrarse con esta generación de jugadores. Un presidente que prescindió sin ningún problema del auténtico baluarte de este equipo, Pepu Hernández, porque no podía soportar dos aspectos: que todo el protagonismo recayera en la persona del seleccionador y que éste le afeara las maniobras que Sáez hacía con el equipo y que sólo iba en beneficio del bolsillo y en claro perjuicio del grupo. Scariolo es ideal para Sáez, trabaja en Rusia, muy lejos de aquí. Todo el terreno queda a disposición del cacique.
¿Alguien piensa que la decisión de Pau Gasol de no acudir al Mundial no tiene que ver con todo esto? La temporada en los Lakers ha sido muy dura; el año, intenso y difícil. Pero esto es un Campeonato del Mundo. El pasado ejercicio fue muy similar para Pau. Podría haber renunciado al Europeo (de menor fuste) después de no haber descansado en 2008 para acudir a la cita de los Juegos Olímpicos de Pekín. Pero el mayor de los Gasol no tiene ninguna gana de que se repita la escenita del año pasado. Y bien sabía que se iba a producir porque nada ha cambiado, el título logrado en Polonia fue la excusa perfecta para que todo siguiera al gusto de Saéz, aunque hubo evidencias muy claras de que no todo lo que allí sucedió fue perfecto. Ni siquiera aceptable.
El bueno de Pepu hizo celebérrima su expresión: "BA-LON-CES-TO". Ahora toca la de "AUTO-GES-TIÓN", aunque estoy seguro de que él no lo aprobaría, aunque no le afectara directamente. La ausencia de Calderón no sólo resta a la selección del concurso de uno de los mejores bases del mundo sino también de uno de los más capacitados para alzar la voz. Marc Gasol fue la avanzadilla el año pasado pero no le veo liderando la rebelión. El capitán, Juan Carlos Navarro, tipo válido donde los haya, está demasiado cerca de la Federación para hacerlo, aunque el domingo vi un rayo de esperanza cuando declaró que el equipo debería jugar con más alegría y desparpajo, como lo ha hecho siempre (con resultados difícilmente mejorables). Como los inicios contra Francia y, sobre todo, frente a Nueva Zelanda, que Scariolo se encargó de aplacar con continuos cambios, poniendo en pista a los menos expertos, probablemente los menos atrevidos a poner en entredicho sus métodos.
Espero que estas palabras formen parte del plato que más deseo comer en estos momentos. Incluso, a pesar de que un posible éxito encumbrará aún más a gente que no se lo merece.

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