sábado, diciembre 03, 2005

Humo para vender (la lesión de Xavi)

Una noche, una de aquellas de debacle en la que la mayoría de nuestros representantes en competiciones europeas habían quedado eliminados, preguntaron al entrenador de uno de ellos por una posible explicación. "Es muy sencillo, vendemos humo", aseguró con la máxima sobriedad.
Muchas veces, la pasión nos impide ver el escenario con claridad y tienen que ser acontecimientos como aquellas tristes noches los que nos hagan volver a la realidad. En este caso, ha sido la lesión de Xavi la encargada de recordarnos quiénes somos. Todas las lesiones graves son inoportunas pero a seis meses de un Mundial tienen otro nombre, aunque no vamos a reproducirlo por malsonante.
El instinto nos ha llevado a todos a buscar un posible sustituto y nos hemos encontrado, más o menos, con un conjunto vacío. Definitivamente, la baja de Xavi para el Mundial es grave y mucho más lo será si se combina con la de Raúl. Ningún nombre de los que sale parece convencer y uno llega a la conclusión de que, quizá, no lo tengamos. O lo tenemos pero no lo hemos sabido explotar.
Es curioso, Xavi es de la generación de los campeones del mundo sub-20 en Nigeria, con Casillas, Aranzubia, Yeste, Gabri, Aganzo. Ahora se habla, para una posible suplencia, de dos futbolistas de generaciones posteriores, también con éxitos internacionales. Uno de ellos es Iniesta, el alma de una fantástica hornada con contaba también con Fernando Torres y José Antonio Reyes como puntas de lanza. El otro, Fracesc Fábregas, Cesc, que no fue campeón del mundo sub-17 pero sí finalista, en Helsinki, contra Brasil y después de haber superado a Argentina. Una generación liderada por el propio Cesc, por los madridistas Jurado y Juanfran y el finísimo Silva, el canario del Valencia cedido al Celta. Iniesta y Cesc son fantásticos pero entre los dos suman cero partidos con la selección absoluta. A siete meses del inicio del Mundial.
Se habla de Senna, que tampoco ha debutado, de la inconstancia de Guti, del flojo estado de Rubén Baraja y de la incapacidad de Xabi Alonso para desempeñar el papel de Xavi. Se rompe un futbolista y no tiene sustituto. Pero le exigimos a nuestro fútbol los máximos éxitos, los máximos logros, las más altas cotas. ¿No resulta una contradicción?
A cualquier entrenador le gustaría contar con dos buenos jugadores por puesto. Se dice que un equipo grande los tiene. Parece que la selección no los tiene. ¿Es un equipo grande?
Me da la impresión de que aquel entrenador tenía razón. Hemos vendido humo durante demasiado tiempo. Pero cuando se desvanece tenemos que ver lo que hay detrás.
Por cierto, ironías del destino. Aquel entrenador era Luis Aragonés, al frente entonces del Atlético de Madrid. Hoy, máximo responsable de la selección, se enfrenta con la papeleta de buscar un recambio donde parece no haberlo. De nuevo, víctima del humo.

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